lunes, 2 de marzo de 2009

Pablo Neruda, Oda al gato


Pablo Neruda
Oda al gato

Los animales fueron imperfectos,
largos de cola,
tristes de cabeza.
Poco a poco se fueron componiendo,
haciéndose paisaje,
adquiriendo lunares,
gracia, vuelo.
El gato,sólo el gato
apareció completo y orgulloso:
nació completamente terminado,
camina solo y sabe lo que quiere.

3 comentarios:

  1. Solo le faltó decir que es perfectamente elegante y perfecto :)

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  2. A continuación el poema completo

    "Oda al gato"

    Los animales fueron
    imperfectos,
    largos de cola, tristes
    de cabeza.
    Poco a poco se fueron
    componiendo,
    haciéndose paisaje,
    adquiriendo lunares, gracia, vuelo.
    El gato,
    sólo el gato
    apareció completo
    y orgulloso:
    nació completamente terminado,
    camina solo y sabe lo que quiere.

    El hombre quiere ser pescado y pájaro,
    la serpiente quisiera tener alas,
    el perro es un león desorientado,
    el ingeniero quiere ser poeta,
    la mosca estudia para golondrina,
    el poeta trata de imitar la mosca,
    pero el gato
    quiere ser sólo gato
    y todo gato es gato
    desde bigote a cola,
    desde presentimiento a rata viva,
    desde la noche hasta sus ojos de oro.

    No hay unidad
    como él,
    no tienen
    la luna ni la flor
    tal contextura:
    es una sola cosa
    como el sol o el topacio,
    y la elástica línea en su contorno
    firme y sutil es como la línea de la proa
    de una nave.
    Sus ojos amarillos
    dejaron una sola
    ranura
    para echar las monedas de la noche.

    Oh pequeño
    emperador sin orbe,
    conquistador sin patria,
    mínimo tigre de salón, nupcial
    sultán del cielo
    de las tejas eróticas,
    el viento del amor
    en la intemperie
    reclamas
    cuando pasas
    y posas
    cuatro pies delicados
    en el suelo,
    oliendo,
    desconfiando
    de todo lo terrestre,
    porque todo
    es inmundo
    para el inmaculado pie del gato.

    Oh fiera independiente
    de la casa, arrogante
    vestigio de la noche,
    perezoso, gimnástico
    y ajeno,
    profundísimo gato,
    policía secreta
    de las habitaciones,
    insignia
    de un
    desaparecido terciopelo,
    seguramente no hay
    enigma
    en tu manera,
    tal vez no eres misterio,
    todo el mundo te sabe y perteneces
    al habitante menos misterioso,
    tal vez todos lo creen,
    todos se creen dueños,
    propietarios, tíos
    de gatos, compañero
    colegas,
    discípulos o amigos
    de su gato.

    Yo no.
    Yo no suscribo.
    Yo no conozco al gato.
    Todo lo sé, la vida y su archipiélago,
    el mar y la ciudad incalculable,
    la botánica,
    el gineceo con sus extravíos,
    el por y el menos de la matemática,
    los embudos volcánicos del mundo,
    la cáscara irreal del cocodrilo,
    la bondad ignorada del bombero,
    el atavismo azul del sacerdote,
    pero no puedo descifrar un gato.
    Mi razón resbaló en su indiferencia,
    sus ojos tienen números de oro.

    Pablo Neruda

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  3. A continuación el poema completo

    "Oda al gato"

    Los animales fueron
    imperfectos,
    largos de cola, tristes
    de cabeza.
    Poco a poco se fueron
    componiendo,
    haciéndose paisaje,
    adquiriendo lunares, gracia, vuelo.
    El gato,
    sólo el gato
    apareció completo
    y orgulloso:
    nació completamente terminado,
    camina solo y sabe lo que quiere.

    El hombre quiere ser pescado y pájaro,
    la serpiente quisiera tener alas,
    el perro es un león desorientado,
    el ingeniero quiere ser poeta,
    la mosca estudia para golondrina,
    el poeta trata de imitar la mosca,
    pero el gato
    quiere ser sólo gato
    y todo gato es gato
    desde bigote a cola,
    desde presentimiento a rata viva,
    desde la noche hasta sus ojos de oro.

    No hay unidad
    como él,
    no tienen
    la luna ni la flor
    tal contextura:
    es una sola cosa
    como el sol o el topacio,
    y la elástica línea en su contorno
    firme y sutil es como la línea de la proa
    de una nave.
    Sus ojos amarillos
    dejaron una sola
    ranura
    para echar las monedas de la noche.

    Oh pequeño
    emperador sin orbe,
    conquistador sin patria,
    mínimo tigre de salón, nupcial
    sultán del cielo
    de las tejas eróticas,
    el viento del amor
    en la intemperie
    reclamas
    cuando pasas
    y posas
    cuatro pies delicados
    en el suelo,
    oliendo,
    desconfiando
    de todo lo terrestre,
    porque todo
    es inmundo
    para el inmaculado pie del gato.

    Oh fiera independiente
    de la casa, arrogante
    vestigio de la noche,
    perezoso, gimnástico
    y ajeno,
    profundísimo gato,
    policía secreta
    de las habitaciones,
    insignia
    de un
    desaparecido terciopelo,
    seguramente no hay
    enigma
    en tu manera,
    tal vez no eres misterio,
    todo el mundo te sabe y perteneces
    al habitante menos misterioso,
    tal vez todos lo creen,
    todos se creen dueños,
    propietarios, tíos
    de gatos, compañero
    colegas,
    discípulos o amigos
    de su gato.

    Yo no.
    Yo no suscribo.
    Yo no conozco al gato.
    Todo lo sé, la vida y su archipiélago,
    el mar y la ciudad incalculable,
    la botánica,
    el gineceo con sus extravíos,
    el por y el menos de la matemática,
    los embudos volcánicos del mundo,
    la cáscara irreal del cocodrilo,
    la bondad ignorada del bombero,
    el atavismo azul del sacerdote,
    pero no puedo descifrar un gato.
    Mi razón resbaló en su indiferencia,
    sus ojos tienen números de oro.

    Pablo Neruda

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