No son más silenciosos los espejos
ni más furtiva el alba aventurera;
eres, bajo la luna,
esa pantera que nos es dado divisar de lejos.
Por obra indescifrable de un decreto
divino, te buscamos vanamente;
más remoto que el Ganges y el poniente,
tuya es la soledad, tuyo el secreto.
Tu lomo condesciende a la morosa caricia de mi mano.
Has admitido, desde esa eternidad
que ya es olvido, el amor de la mano
recelosa. En otro tiempo estás.
Eres el dueño
de un ámbito cerrado como un sueño.
Este sí lo conocía y me encanta.
ResponderEliminarEllos, son los dueños de todo!
Ana, es hermoso, no conocía este poéma
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