jueves, 26 de febrero de 2009

Como aprender a alzar bebés... alzando gatos



La Técnica del Gato para alzar un bebé en brazos

(Fragmento del libro “ Viva Papá! Como ser padre hoy y disfrutarlo” de Ana von Rebeur , Editorial Aguilar , Buenos Aires, 2007 )

Un padre no es padre si no alza a su hijo.
El acto de hacerles upa es la esencia de la paternidad: los protege, los lleva en alto y los ayuda a mirar más allá de sus 50 cm de estatura.
Creo que lo que más añoramos de crecer es que nadie nos lleve a upa. Por eso hacemos filas interminables en los parques de diversiones para subirnos a las montañas rusas: es lo más semejante a que papá te revolee por el aire, y lo más parecido a recordar esa mezla de miedo con placer al saber que no caeremos, que sentíamos con los juegos de papá .
Si un padre no le hace upa al bebé, el bebé llorará cada vez que se le acerque. ¿Cómo no va a llorar, si ese señor es un perfecto extraño?
No le tengas miedo a alzarlo y revolearlo por el aire. La paternidad se aprende del mismo modo que como se aprende a bailar tango, hacer aeromodelismo o aprender repostería. Se trata de práctica, práctica y más práctica. Cuanto más practiques, mejor te saldrá.
¿Cuál es el secreto para alzar a un bebé?
Muy simple: alzalo como a un gato. No hay más secretos.
Para que tengas una idea, un bebé recién nacido tiene aproximadamente el mismo peso, tamaño, dimesiones óseas y consistencia de un gato adulto de tamaño mediano. O sea que a tu bebé lo podés cargar de la misma manera que cargarías a tu gato: sobre tu falda panza abajo, sobre tus piernas panza arriba, sobre tu hombro panza abajo, o con su espalda en tu pecho con las patitas colgando de frente. Asombrosamente, los llantos del bebé se parecen mucho a un maullido. Los expertos , hoy en día, están analizando si el bebé humano desarrolló la capacidad de maullar para que le den leche como a un gato, o si el gato doméstico desarrolló la capacidad de llorar para que le den leche como a un bebé. El caso es cuando una persona sólo tiene gatos, es seguro que en lo que realidad querría tener son bebés, por sus múltiples similitudes: son demandantes , duermen todo el día… ¡pero son tan lindos!
Si decís que no te gustan los gatos y nunca alzaste un gato, ese es un gran problema que deberías haber solucionado hace décadas.
Como diría Proust, ahora tenés que ir “en busca del gato perdido”.
Vas a tener que ensayar la técnica con los gatos del vecino…o los que veas por las calles.
Y cuando alguien te vea correr gatos por la calle o el Jardín Botánico, explicales a los grtos, para que no te manden al loquero: “¡Es que acabo de ser papá!”

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